Conozca los 7 costos ocultos que están frenando la rentabilidad del emprendimiento femenino en Colombia

Por: Diana Paola Dorado

12/19/20254 min read

  • Aunque en 2025 se crearon más de 106.000 empresas lideradas por mujeres que hoy generan cerca de 942.000 empleos, la mayoría sigue operando como microempresa, con ingresos hasta 40 % menores y acceso limitado a crédito formal, lo que explica por qué muchos de sus negocios venden, pero no logran consolidar utilidades sostenibles.

Bogotá, diciembre de 2025. Si su negocio vende, pero no deja caja, esta alerta es para usted. En Colombia, el emprendimiento femenino sigue en expansión: solo en 2025 se crearon cerca de 106.000 empresas lideradas por mujeres, que hoy generan más de 942.000 empleos directos. Sin embargo, la mayoría opera como microempresa y enfrenta dificultades para consolidar rentabilidad, liquidez y crecimiento en el largo plazo.

Para Paola Dorado, joven emprendedora y gerente de la firma DPD Consulting, el problema no suele ser la falta de esfuerzo, sino los costos que no se identifican ni se incorporan en las decisiones financieras. “Uno de los errores más comunes es emprender desde la pasión sin integrar la realidad económica. Por lo general se subestima la planificación financiera, se fijan precios que no reflejan el valor real del trabajo y se depende de un solo canal de ingresos”, explica.

De acuerdo con Dorado, identificar a tiempo los siguientes factores permitirá entender por qué muchos negocios liderados por mujeres venden, pero no logran consolidar utilidades ni crecer de forma sostenible, especialmente en el contexto económico actual.

1. El tiempo no remunerado: Según el DANE, más del 90 % de las mujeres en Colombia realiza trabajo no remunerado y dedica en promedio 7,2 horas diarias a tareas domésticas y de cuidado, frente a 3,1 horas en los hombres, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo. Ese tiempo no aparece en los balances, pero reduce de forma directa las horas disponibles para vender, planear, capacitarse o innovar. Cuando el negocio solo funciona a costa de jornadas extendidas y sacrificio personal, la rentabilidad empieza a erosionarse, incluso si las ventas se mantienen.

“Cada hora que no se cobra es una hora que el negocio deja de crecer”, señala Dorado, quien también advierte que este costo suele normalizarse hasta que el agotamiento se vuelve estructural.

2. Precios que no cubren el valor real del trabajo: Muchos emprendimientos fijan precios pensando únicamente en cubrir gastos visibles, pero dejan por fuera el tiempo invertido, la experiencia y el riesgo asumido. El resultado son negocios que generan ingresos, pero no excedentes, y que obligan a la emprendedora a compensar con más horas de trabajo lo que no paga el mercado. De acuerdo con el DANE, los micronegocios liderados por mujeres registran ingresos promedio mensuales cerca de 40 % inferiores a los de los liderados por hombres, una brecha que suele estar asociada a subvaloración del trabajo y precios insuficientes.

3. Falta de planificación financiera: La ausencia de presupuesto, proyecciones y control del flujo de caja es otro costo oculto frecuente. Datos oficiales de que Encuesta de Micronegocios (EMICRON) del DANE, muestran que más del 60 % de los pequeños comercios en el país no lleva registros contables formales y cerca del 70 % no realiza proyecciones financieras, lo que limita su capacidad de anticiparse a escenarios adversos. En estos casos, las decisiones suelen tomarse desde la urgencia y no desde los números, lo que deja al negocio expuesto ante cualquier imprevisto.

“La flexibilidad solo se convierte en una ventaja cuando existe planificación de largo plazo”, precisa Dorado, quien además insiste en que operar sin cifras claras es, en la práctica, trabajar a ciegas.

4. Dependencia de un solo ingreso o canal de venta: Casi la mitad de los negocios liderados por mujeres se concentra en comercio y servicios de baja diversificación. Según Confecámaras, más del 47 % de las empresas creadas por mujeres operan en comercio y servicios personales, sectores altamente sensibles a cambios en la demanda y al aumento de costos. Esta dependencia aumenta la vulnerabilidad frente a choques económicos. Cuando una sola caída en ventas pone en riesgo toda la operación, el modelo deja de ser sostenible y la pérdida de liquidez se vuelve inmediata.

5. Permanecer demasiado tiempo en la informalidad: Hoy, el 97 % de los negocios liderados por mujeres son microempresas y solo alrededor del 9 % opera como sociedades formalizadas, de acuerdo con Confecámaras y el Registro Único Empresarial y Social (RUES). Aunque la informalidad reduce costos al inicio, con el tiempo limita el acceso a crédito, inversión y nuevos mercados. Asimismo, según la Superintendencia Financiera menos del 30 % de las microempresas accede a crédito formal, una barrera directamente asociada a la falta de formalización.

6. Mezclar finanzas personales y empresariales: En un entorno de crédito caro, muchas emprendedoras sostienen la operación con recursos personales sin separar cuentas. Según la Encuesta de Micronegocios del DANE, más del 55 % de este tipo de compañías se financia principalmente con recursos propios o familiares, lo que dificulta medir resultados reales, diluye la utilidad y eleva el riesgo financiero.

7. Sacrificar bienestar para sostener la operación: Este costo no siempre se mide en pesos, pero tiene un impacto directo en la productividad. Indicadores del DANE muestran que más del 60 % de las mujeres ocupadas combina trabajo remunerado con cargas intensas de cuidado, lo que se traduce en jornadas prolongadas y menor tiempo para planeación estratégica. Estudios del mismo organismo evidencian que los micronegocios con alta dependencia del autoempleo tienen menores tasas de supervivencia a cinco años, especialmente cuando el desgaste personal se vuelve permanente.

Antes de cerrar 2025 y planear 2026, toda emprendedora debería hacerse tres preguntas clave: ¿estoy trabajando gratis para mi propio negocio?, ¿lo que cobro realmente compensa el tiempo y el riesgo asumido?, ¿estoy sacrificando mi bienestar para sostener la operación? Identificar estos costos no es un ejercicio teórico, es una decisión financiera. Y finalmente recuerde, la rentabilidad no es solo vender más, sino construir un emprendimiento que pague tiempo, riesgo y futuro con números claros y disciplina real.

Publicado en: https://www.portafolio.co/economia/crecimiento/empresas-lideradas-por-mujeres-crecen-pero-la-rentabilidad-sigue-estancada-en-colombia-484970